En conclusión, el uso consciente del aire acondicionado no solo implica mantener un ambiente fresco y cómodo, sino también hacerlo de manera responsable para preservar nuestros recursos y reducir nuestra huella ambiental. Evitar las malas prácticas, como establecer temperaturas extremadamente bajas, dejar ventanas abiertas innecesariamente o descuidar el mantenimiento regular, puede marcar una gran diferencia tanto en nuestras facturas de energía como en el medio ambiente.

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